“Si tratas a un ser humano como es, seguirá siendo lo que es; pero si lo tratas como puede llegar a ser, se convertirá en lo que está destinado a ser”. Johann Wolfgang von Goethe .
La mirada del escultor (Configurando la personalidad de los hijos)
Pigmalión esculpió a Galatea, la hizo bellísima, con absolutamente todos los atributos que él valoraba, se afanó mucho en el cuidado cada detalle y su obra quedó tal y como él la había imaginado. La diosa Afrodita le concedió darle vida y vivió muy feliz con la mujer que había creado.
En psicología este efecto se refiere a que una persona puede ser influenciada basándose en la imagen, ideas o creencias que otros tengan sobre ella. Es decir, las expectativas positivas o negativas de los demás pueden tener consecuencias en sus emociones y sentimientos, que a su vez, lo llevarán a actuar en concordancia.
En relación con la parentalidad, los hijos son esculpidos por los padres, la forma como son mirados los configura, para bien o para mal, pues ellos leen el contenido de cada mirada y van siendo programados mentalmente para cumplir con lo que leen en esos ojos.
Si el hijo o hija es mirado con credibilidad, con respeto a sus necesidades y sus opiniones, si perciben que sus sentimientos son legitimados, tendrá la certeza de su valía, lo que lo convertirá en una persona fuerte para interactuar con el mundo y para expresarse libremente, pues habrá hecho las prácticas en su mundo primigenio, que es su hogar.


El efecto Pigmalión se confirma en investigaciones y aplicaciones en áreas disímiles como en la medicina con los estudios placebo, el área académica con el estudio Rosenthal que demostró cómo la valoración hacia los alumnos influencia su rendimiento, en el ámbito laboral, en el cual lo podemos observar en los estilos de liderazgo: el colaborador recibe de muy distinta manera una frase como “de seguro lo harás bien”, que una como “espero que seas capaz de hacerlo bien” o incluso “creo que serás capaz de hacerlo bien”. Un estilo motivador positivo, que denote expectativas positivas es vital para obtener resultados positivos, incluso cuando de corregir algún error o actitud se trata.
Cuánto más en el hogar, los padres son las personas más significativas en la vida de los hijos. Por ello, inevitablemente la mirada que reciben de sus padres es leída, percibiendo sus pensamientos, opiniones e intenciones a través de esa mirada, cuyo contenido creen al 100% aunque externamente muestren rechazo, aunque se rebelen, en el fondo de su corazón les creen.
Por tanto, la mirada del padre y de la madre es trascendental para su desarrollo y fortalecimiento emocional, sensación con la que saldrán a enfrentar al mundo. Lo harán con coraje o con temor, de acuerdo a lo que crean de ellos mismos, producto de lo que vieron en los ojos de las personas más importantes de su vida.
De ahí la importancia de depositar en cada mirada la seguridad de todo el potencial que tienen los hijos, todas sus cualidades, todas sus virtudes, esto es, trabajar con lo que queremos que cristalice y lo que menos desean los padres es que los defectos cristalicen.
Características del efecto Pigmalión:
Creer que se puede: cuando una persona cree que puede lograr algo, lo logra.
Profecía autocumplida: creencias sobre sí mismos que se confirman como consecuencia de comportamientos concordantes.
Valoración de los padres (y profesores u otras personas significativas): influencian la conducta.
Todas las personas tenemos fortalezas y carencias. Enfocar la mirada en las fortalezas de los hijos, en sus atributos y capacidades generará sentimientos positivos estimularán y potenciarán la práctica de las mismas. Lo contrario, una mirada enfocada en las carencias, socavará la autoestima y será un fuerte obstáculo para el fortalecimiento emocional.
En conclusión, el efecto Pigmalión genera cambios favorables que conducen a mejorar integralmente al optimizar la autovaloración de la persona observada. Por ello todos estamos llamados a ser generadores de mejora, aplicando la mirada del escultor no solo hacia los demás, también hacia nosotros mismos.
Referencias:
- García, J. (2015). El efecto Pigmalión y su efecto transformador a través de las expectativas. UJAT. Perspectivas Docentes, 57. 40-43
- Echevarría, A y López Zafra, E. (2011). Pigmalión, ¿ sigue vivo?. Inteligencia Emocional y la percepción del profesorado de E.S.O. Boletín de Psicología. 102, 7-22
- González-Guzmán, Rafael. (2013). Nueve puntos para la reflexión educativa. Investigación en educación médica, 2 (5), 42-49. Recuperado en 23 de septiembre de 2022, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-50572013000100007&lng=es&tlng=es.
Estela Gonzales
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